Filmado durante un taller de 12 días en la selva amazónica de Perú bajo la tutoría de Apichatpong Weerasethakul, La presencia de lo ausente pretende ser una carta de despedida, pero en su viaje se convierte en un ejercicio sobre la memoria, el tiempo, el trauma y la carencia. El encuentro con la humedad, los mosquitos, el sonido de un walkie-talkie y dos topógrafos dispara el recuerdo y da inicio a la contemplación.

Se proyecta junto a Interludio, Río Blanco, las imágenes cristal de nuestra ciudad, La entrevista final, Tiranosaurio y Reyes secretos.